El Aula Arqueológica de Aguilafuente es un espacio expositivo de primer orden, en la línea seguida en la comunidad de Castilla y León tendente a crear centros de interpretación de carácter arqueológico en zonas rurales para el disfrute de todo tipo de públicos.
Así, tenemos en nuestra región los ejemplos de otras aulas que se han dedicado monográficamente a divulgar los conocimientos que se tienen sobre múltiples yacimientos arqueológicos de diferentes épocas históricas, todo ello con un marcado carácter pedagógico.
En lo referente al mundo romano destacan las que tratan de manera monográfica sobre campamentos y recintos militares romanos:Santibañez de Vidriales (Zamora), centrada en el de Petavonium o la de Herrera de Pisuerga (Palencia), destinada a la difusión y divulgación del campamento de Pisoraca, en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica. Otras, en cambio, se centran en la explotación minera como pueden ser el aula de Las Médulas (León) o la de Los Cávenes (Salamanca).
En el aula de Aguilafuente el visitante comprenderá de una forma rigurosa a la vez que amena todos los conocimientos científicos que se disponen con respecto a una villa romana del siglo IV d. C. así como todo lo relativo a una necrópolis creada por poblaciones visigodas, aprovechando las ruinas de la villa romana (segundo tercio del siglo VI de nuestra era).
A diferencia de otros espacios expositivos de esta índole, en el caso de Aguilafuente se cuenta con una ventaja de gran valor añadido, ya que el Aula Arqueológica se encuentra en el interior de la iglesia románica de San Juan Bautista, edificio del ultimo tercio del siglo XI posteriormente reformado en el XV, que permanecía cerrada al culto desde 1843. Dicha iglesia ha sido rehabilitada en diversas fases durante los años 90 para poder albergar finalmente con total idoneidad el Aula Arqueológica de Aguilafuente y conseguir así un marco apropiado para la exposición a la vez que se dota de funcionalidad a un edificio religioso antes en ruinas.
En el caso de que deseen visitar el aula, los horarios de apertura son los que aparece más abajo, y en el caso de visitas concertadas de grupos, colegios o asociaciones pueden llamar previamente al teléfono 605 842481 o bien realizar la reserva a través de nuestra dirección de correo electrónico: e-mail: info@aguilafuente.es
Los hechos que han llevado a la puesta en marcha del Aula Arqueológica se remontan a 1868, cuando un agricultor vecino de Aguilafuente, mientras realizaba unos labores agrícolas, descubrió de manera casual los cimientos de un antiguo edificio en ruinas sobre un montículo del paraje de Santa Lucia. | |
El lugar ya era conocido desde tiempo atrás como una zona de indicios arqueológicos porque entre los habitantes de Aguilafuente circulaba en el siglo XIX una tradición oral que señalaba la existencia de una ermita bajo la advocación de Santa Lucía (que da nombre al topónimo). Recientes investigaciones del cronista oficial de Aguilafuente, Juan Jesús Díez Sanz, han demostrado desde tiempos medievales la existencia constatada en dicho solar de una ermita, llamada, al menos desde el siglo XVI San Mamés y, sin que aun se sepa el motivo, cambiada posteriormente de nombre en el siglo XVIII, concretamente por el que ha llegado hasta nuestros días: Santa Lucia. | |
Volviendo a los restos encontrados, entre los cimientos del edificio también apareció un conjunto de mosaicos que parecían remontarse al periodo romano. La calidad artística de aquellos restos de decoración musiva hallados a unos dos kilómetros de la villa llevo a analizar objetivamente la importancia de los mismos y a preparar la puesta en marcha de un proceso de excavación sistemática para sacarlos a la luz en su totalidad. No en vano desde el ultimo tercio del siglo XIX la ciencia arqueológica comenzaba a ser una disciplina en auge en nuestro país, al igual que ocurría en otros países de Europa, con especial énfasis en Francia y Gran Bretaña. | |
De ese modo se organizó un proyecto de excavación para este yacimiento, proyecto que finalmente no pudo llevarse a cabo ante la falta de medios y, sobre todo, debido al estallido de la revolución de 1868 («La Gloriosa»), que derrocó a la reina Isabel II e inició un periodo de incertidumbre en España, con lo cual se volvieron a ocultar los restos descubiertos y durante muchos años se siguieron desarrollando labores agrícolas en dicho paraje. Sin embargo, el hecho no cayó en el olvido ya que alguien dejó cumplida nota de todo lo ocurrido en aquel agitado año, se trataba de don Carlos de Lecea, por aquel entonces miembro de la Real Academia de la Historia. En una de las reuniones de dicha institución se dejaba constancia de los hallazgos, concretamente en un informe leído el 7 de junio de 1868 ante sus colegas en el cual destacaba el descubrimiento de manera fortuita de «dos preciosos mosaicos de grandes dimensiones» en la villa segoviana de Aguilafuente. Este informe leído en Madrid por Pedro Sabau ha llegado hasta nuestros días gracias a que el cronista de Segovia, don Carlos de Lecea y García lo incluyó en su obra de 1915 «Miscelánea Biográfico-Literaria y variedades segovianas». | |
En el año 1950 se celebró en Segovia la III Exposición anual de Arte Antiguoen el edificio que hoy en día alberga la Biblioteca Pública. Se trataba de un certamen temporal en el que se exhibían los últimos hallazgos arqueológicos de la provincia desde la creación en 1941 de la Comisaría Provincial de Excavaciones, dirigida desde sus inicios por Antonio Molinero.
Aguilafuente aportó a dicha exposición varias piezas halladas en su término municipal, en concreto un hacha pulimentada de época neolítica donada por Ricardo García Sebastián y, junto a ello, fragmentos de cerámica tosca y teselas de mosaico provenientes del yacimiento romano de Santa Lucía, conocido desde el siglo XIX. Con ello quedaba una vez más demostrada la importancia arqueológica de dicho lugar. |
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En 1968, justo cien años después de aquellos singulares sucesos, y con el objetivo de volver a encontrar los restos de aquel edificio y sus mosaicos basándose en los documentos enumerados anteriormente, se creó el Grupo de Rescate n° 349. Esta iniciativa era una más de las promovidas por el programa de TVE y RNE Misión Rescate en los años sesenta, con el objetivo de recuperar parte del patrimonio arqueológico español tomando como soporte a la propia población local. El grupo de Aguilafuente, organizado por el maestro don José Martín Pascual, tuvo que indagar y excavar en los lugares aproximados donde se pensaba que estaba situado el edificio descubierto y posteriormente enterrado en el ultimo tercio del siglo XIX. En un breve periodo de tiempo se dieron con los restos del mosaico del que se hablaba justo cien años antes. Sin embargo a medida que se incrementaba la prospección se dieron cuenta de que allí había mucho más de lo que un grupo escolar de rescate podía imaginar ya que poco a poco se fueron exhumando restos de un edificio de mayores proporciones. Ante estos nuevos condicionantes la Dirección General de Bellas Artes toma cartas en el asunto encargándose de las tareas de excavación y rescate. La dirección facultativa de la excavación se encomienda a personal cualificado, en concreto a los arqueólogosRosario Lucas y Vicente Viñas. Por su parte el grupo de rescate de Aguilafuente, gracias a este hallazgo, es premiado por el programa de TVE con el Trofeo de Oro a nivel nacional en 1968, galardón entregado en la propia localidad por el entonces Ministro de Información y Turismo Manuel Fraga Iribarne. A través de diferentes campañas estivales desarrolladas en el paraje de Santa Lucia entre 1968 y 1972 se fue desentrañando lo que se consideró como una villa rustica romana, en especial toda la pars urbana o parte domestica utilizada por el dominus o señor de la villa y su familia: se trataba de una villa bajoimperial del siglo IV. |
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También se pudo comprobar que, aprovechando el antiguo recinto romano, poblaciones visigodas utilizaron la villa como necrópolis. Así aparecieron hallazgos del siglo VI entre los que destacan 198 enterramientos que incluían ricos ajuares funerarios a base de fíbulas, broches, hebillas de cinturón, cuchillos domésticos. Junto a ello, en la parte de nordeste del yacimiento se desenterró parte de un edificio de tipología constructiva religiosa que podía remontarse a la Edad Media, seguramente los restos de la ermita de Santa Lucia, confirmando la hipótesis previa acerca del nombre del paraje. |
Precisamente, tratando de divulgar todos los conocimientos científicos obtenidos durante las excavaciones que concluyeron en 1972 se crea casi treinta años después el Aula Arqueológica. El espacio expositivo se encuentra ubicado en la Iglesia de San Juan Bautista, edificio románico correspondiente a finales del siglo XI y rehabilitado en varias fases durante los años 90 para convertirse finalmente en el marco de acogida de este nuevo recurso turístico y cultural. | |
El Ayuntamiento de Aguilafuente y la Junta de Castilla y León establecieron en el año 2000 un convenio para crear, como en algunas otras localidades con restos arqueológicos, un Aula de Arqueología en el que se muestren de una manera rigurosa y científica, pero a la vez amena y didáctica, todos los pormenores de la vida en una villa romana bajo imperial. Tras los pertinentes trabajos de ejecución el Aula se abrió al público en octubre de 2001. Se encuentra estructurada en 11 secciones que van introduciendo al visitante en el mundo romano bajo imperial y el posterior periodo visigodo, todo ello aderezado con la utilización de medios audiovisuales, ordenadores, proyecciones y replicas de los objetos encontrados durante las campañas de excavación. Además se pueden contemplar los mosaicos romanos originales que se extrajeron de la villa durante las excavaciones. El recorrido comienza desde un imaginario túnel del tiempo que nos retrotrae a través de diferentes hitos históricos desde el siglo XXI hasta el IV. Tras este viaje temporal, entramos de lleno en el mundo de las villae rusticae, las villas rusticas romanas, grandes propiedades que poseían vastos latifundios agrícolas. Proliferaron desde el siglo I hasta el final del Imperio Romano, alcanzando su máximo apogeo en los siglos III y IV. Conoceremos como estaban decoradas, que características de ubicación eran las más usuales, incluyendo incluso pasajes de los tratadistas de arquitectura romana y agrónomos más conocidos, como Vitrubio o Columela. El visitante también tendrá información de primera mano sobre los talleres de artistas que |
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En la siguiente sección se habla de las técnicas de construcción romanas aplicadas a los edificios enclavados en zonas rusticas: qué materiales de edificación se utilizaban, de qué sistemas de confort dotaban a este tipo de vivienda, haciendo hincapié en la existencia dentro de la propia villa romana de Santa Lucia de sistemas de calefacción como el hipocaustum del que aún quedan vestigios, conducciones de agua junto a depósitos de almacenamiento e, incluso, la presencia de una zona termal. | |
Siguiendo nuestro recorrido subimos al coro restaurado de la Iglesia de San Juan y nos encontramos con la quinta sección en la que se nos explica el proceso de restauración y rehabilitación que ha sufrido en los últimos años el templo y además encontramos una maqueta a escala 1:50 de la villa romana en la que podemos visualizar de manera general todas las estancias de que constaba, junto a ello se pueden observar diversas laminas que nos muestran imágenes y pormenores de ciertas partes de la villa. | |
La sexta sección se denomina “Los caminos interiores” y en ella el visitante encontrara una replica de los únicos frescos de pintura que se hallaron en la villa, se trata de unos estucos que representan a un caballo y unas aves sin definir. Esto sirve de “excusa” para hablar sobre la pintura y la decoración en el mundo romano, profundizando en la creación de pintura al fresco y sus diversas técnicas. | |
Tras esto entramos en secciones monográfica dedicadas a los habitantes de la villa: trabajadores y familia del dominus. En la sección de los habitantes de la villa y los trabajos agrícolas se muestran, mediante un original sistema de armarios iluminados, las diferentes categorías de trabajadores que llevaban a cabo las diferentes labores de la villa: esclavos, libertos, colonos, artesanos, etc. Por su parte la cabecera de la iglesia muestra la sección dedicada a los señores, sobre los mosaicos originales del oecus de la villa se ha creado una ambientación de una sala noble con triclinios, estucos, cerámica de lujo romana (terra sigillata), vidrio y cerámica común. Aquí podemos contemplar dos parejas de caballos que adornaban el centro del mosaico de esta estancia, incluso ha llegado hasta nosotros el nombre de dos de ellos: Tagvs y Evfrata (Tajo y Eufrates). |
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La recta final de la parte dedicada al mundo romano se completa con una proyección multimedia que sirve de resumen a todo lo visto anteriormente. Tras ello se pasa a una reproducción a escala de un atrio y peristilo romano donde el visitante puede, si lo desea, enfundarse una túnica y una toga romana. La visita finaliza con el paso a la ultima sección, una reproducción de una necrópolis visigoda que aprovecha lo que en la sala anterior era el peristilo de la villa romana. Bajo un ambiente sobrecogedor dotado de medios audiovisuales se nos introduce en los rituales de enterramiento del pueblo invasor germánico, señalando las características de sus tumbas y los ajuares que acompañaban a sus difuntos. En esta sección el visitante concluye su visita y tiene la sensación de haber estado viviendo durante media hora en la antigüedad clásica, participando de ella como si fuera el protagonista de una película de romanos y, sobre todo, ha adquirido un conocimiento mas profundo del periodo bajo imperial y su transición al mundo visigodo. |
En el denominado paraje de Santa Lucía, a unos dos kilómetros del casco urbano de Aguilafuente en dirección a Sauquillo de Cabezas y Turégano, se ubica el yacimiento arqueológico. En él se constata, según Rosario Lucas y Vicente Viñas, arqueólogos directores de su excavación durante los años sesenta y setenta, la existencia de una gran villa tardorromana, de la que solo se ha excavado algo más de la mitad y que tuvo su esplendor hacia el siglo IV de nuestra era, pudiendo pervivir hasta bien entrado el siglo V. | |
Por su emplazamiento en una gran extensión de tierras aptas para la agricultura y ganadería, tiene la característica de ser una villa rústica, aunque concebida con el confort de una residencia urbana ya que poseía sistemas de calefacción (hipocaustum), zona termal, abastecimiento de agua doméstico procedente del arroyo Malucas, así como cierto lujo y gusto estético, a juzgar por los pavimentos de mosaico o la decoración mural hallada, por lo que se trata de una gran vivienda capaz de ser ocupada de manera permanente por el «dominus» y sus familiares. | |
Como se ha señalado anteriormente se ha excavado aproximadamente la mitad de lapars urbana o zona noble, concretamente la parte más occidental del edificio. En el resto del yacimiento, coincidiendo con su parte más oriental, se han realizado algunas catas y trincheras que tratan de delimitar su perímetro completo de la villa. Con todo ello se puede afirmar que tendría una superficie próxima a los 2.500 metros cuadrados. Hay que señalar que en una intervención realizada en 1993 se realizaron unos sondeos en los que se comprobó que la villa se dispone en una extensión mucho mayor que la parcela que actualmente esta reservada para excavaciones arqueológicas. |
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Los mosaicos romanos aparecidos en estas excavaciones, entre 1968 y 1972, se encuentran depositados en el Museo Municipal-Aula Arqueológica. Destaca especialmente el que se encontraba en el centro de una gran sala cuadrangular: el oecus, ya que aparecen en él cuatro caballos atados por parejas, dos de los cuales aún conservan sus nombres, como Tagvs (Tajo) y Evfrata (Eúfrates). | |
Los distintos materiales aparecidos en la necrópolis, como objetos de hierro, restos de cerámica (terra sigillata hispánica tardía y cerámica común), ajuares, adornos, estucos pintados o materiales de construcción (ímbrices) son muestra de la importancia de este yacimiento arqueológico. El inesperado descubrimiento de la necrópolis visigoda del segundo tercio del siglo VI y principios del VII en el mismo lugar, demuestra la existencia de un asentamiento visigodo cercano utilizando la misma villa romana como cementerio. |
En el yacimiento donde se ubica la villa romana de Santa Lucía también se hallaron, al margen de los restos romanos bajo imperiales, 198 enterramientos visigodos correspondientes al segundo tercio del siglo VI. Los visigodos aprovechan una villa romana ya en ruinas para establecer una necrópolis, utilizando en muchas ocasiones los materiales de construcción del anterior edificio, hecho éste que se repite con bastante frecuencia en otras villas de nuestro país. |
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Estos hallazgos responden a un momento histórico concreto ya que, tras una primera oleada invasora en el siglo V en la cual se asientan a ambos lados de los Pirineos, los visigodos deciden establecerse de manera definitiva en la depauperada Hispania romana a comienzos del siglo VI. El hecho decisivo para esta nueva redistribución es la derrota en la batalla deVouille (año 507) a manos del rey franco Clodoveo. Tras ella un gran contingente de godos que vivían al otro lado de los Pirineos, conformando el llamado reino de Tolosa, abandonan el sur de Francia, a excepción de la región de Septimania, y se instalan en la mayor parte de la Meseta Central. Por tanto, la franja geográfica actualmente ocupada por la Tierra de Pinares segoviana constituiría un asentamiento perfecto para los nuevos pobladores, fundamentalmente agricultores y ganaderos en busca de nuevas tierras. Sin embargo se ignora aún el lugar donde habitaban las poblaciones godas asentadas en esta zona del entorno de Aguilafuente, aunque si ha llegado hasta nuestros días el lugar en el que inhumaban a sus muertos, aprovechando los restos que aun se mantenían de la villa romana. |
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Una pista que podría despejar la incógnita sobre el posible lugar de asentamiento está fundamentada en alguno de los primeros nombres con los que es conocida la villa de Aguilafuente, correspondientes a documentos o escritos regios de los siglos XII y XIII. Así, Bagvilafont o Vagilafonte son topónimos de marcada raíz germánica, lo que podría suponer que quizás el actual asentamiento de la localidad fuera el solar sobre el que se creó una primitiva aldea visigoda. | |
En cuanto a los enterramientos hallados en el yacimiento se pueden distinguir varios tipos, como son:
Cada uno de ellos contenía interesantes ajuares funerarios a base de fíbulas, hebillas de cinturón, collares, limas de uñas, pendientes, broches o recipientes cerámicos. La calidad y cantidad de los objetos encontrados muestra tanto la preocupación de los godos por la vida de ultratumba como la pericia alcanzada en el arte de la toréutica. |
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ASPAHIA: ASOCIACIÓN PARA LA HISTORIA Y LA ARQUEOLOGÍA
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III CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE MUSEALIZACIÓN DE YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS .2004 .GÓMEZ, A. y ARRANZ , J.A: «El Aula Arqueológica de la villa romana de Santa Lucía en Aguilafuente (Segovia) y el Centro de Interpretación de la minería romana del oro de El Cabaco (Salamanca), dos propuestas de un nuevo modelo de exposición de yacimientos arqueológicos» .